“LA CASILLA”, FINCA VALCALIENTE DE “AMALIA CONTRERAS”

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La vivienda elegida por ustedes para pasar unos días de “turismo rural” es conocida, por
sus actuales propietarios, como “La casilla” de Valcaliente. La denominación en diminutivo hace
referencia a su carácter secundario, y tal vez cariñoso, con la que la han denominado
coloquialmente las tres últimas generaciones de propietarios al menos. Su estado actual se
corresponde con una reforma integral del año 2006, sin embargo sus muros tapiales y
divisiones internas, más relevantes, se corresponden con una construcción de más de 150
años.
Sus propietarios actuales pertenecen a la cuarta generación, como mínimo, bajo la misma
línea familiar (de ascendencia Contreras o Ramos) desde mediados del siglo XIX. El nombre de
la empresa titular en activo, ROCOVAL S.C., fue originado en la generación anterior a la actual
y contiene claves de dicho origen: RO (Rodríguez), CO (Contreras), VAL (VALcaliente) y S.C.
(Sociedad Civil formada por sus propietarios en el presente).
El uso actual de esta “La casilla” es tanto para el ocio, turístico o familiar, como para
apoyo residencial en las labores agrícolas de la explotación en determinados momentos del
año. La utilidad dada por las generaciones conocidas anteriores fue, básicamente, de recreo
por temporadas por sus dueños de cada época, ya que eran las otras instalaciones existentes
en la finca las que eran usadas tanto para la actividades productivas como de residencia para
sus trabajadores y familias. Posiblemente debido a ello, deriva la forma de “La casilla” como
algo pequeño, en relación con el cortijo principal de enfrente (actualmente muy deteriorado y
semirruinoso), y “hogareño” para pasar unos días o una temporada, no como residencia
permanente. Es posible que, en la noche de los tiempos, su uso u origen fuese de residencia
permanente e incluso como la “base” de la formación adehesada en la que se encuentra actualmente.
La finca o “campo”, y gran parte del terreno que la circunda, está situada en el “Pago de
Valcaliente”, zona geográfica conocida desde muy antiguo con ésta denominación
que agrupa hoy en día a 5 propiedades diferenciadas. El nombre de “Amalia Contreras” es el
de unas de sus propietarias, bastante conocida en Constantina, que falleció en 1977 y abuela
materna de sus actuales propietarios.
El nombre de Valcaliente parece provenir del castellano antiguo Val (valle) y “caliente” en
comparación directa a otras áreas, o pagos colindantes, donde el frío otoñal e invernal se
percibe con mayor intensidad dentro de un área mayor considerada “fría” al norte del municipio
de Constantina. Dicha área septentrional del municipio posee un clima de mayor frío y altitud
que la zona sur, lo cual se percibe claramente en su entorno y producción vegetativa y cada
vez que se “baja al pueblo” en ciertas estaciones.
Nos encontramos, pues, en plena Sierra Morena, al norte de la provincia y
ciudad de Sevilla, conocida como “Sierra de Constantina”, no hace muchos
años y también como “Sierra Norte de Sevilla”, que es la denominación vigente que le
da el nombre actual al Parque Natural, uno de los ventitantos parques naturales
oficiales reconocidos de los que dispone la comunidad autónoma de Andalucía. Por
todo ello, “Valcaliente” participa de las características generales aplicables a las dehesas, explotaciones y paisajes del Parque Natural Sierra Norte de Sevilla.
El “campo de Amalia Contreras” es, hoy en día, una explotación agrosilvoganadera
(agrícola, forestal y ganadera) de orientación productiva fundamentalmente forestal y porcina
(producción de corcho de los alcornoques – Quercus suber  y aprovechamiento de
bellotas por cerdos del tronco ibérico, capaces de aprovechar dichos
frutos forestales ). Dichas actividades económicas se ven complementadas con otras de
menor entidad tales como la producción ovina en extensivo (producción de carne y lana en estado de semi-libertad), producción de aceituna de molino (obtención deaceite), producción maderera de castaño (hoy en declive) y otras producciones marginales;
cultivadas (huerto y ciertos árboles frutales) o silvestres (setas, espárragos, piñones, etc.) y
otras actividades más anecdóticas.
En época no muy lejana (años 1960-90), fue asiento de producción de vacuno lechero – y
de carne – y ganado caprino (leche, quesos y carne). Sin embargo, el origen de la explotación
económica de estos “pagos” habría que buscarlo, más bien, en actividades ligadas al
autoconsumo con familias trabajadoras, que ubicaban huertos próximos a manantiales que
complementaban con algunos cerdos y ganado caprino para leche y quesos. Desde éstos
“asentamientos” ganados a la selva natural del monte mediterráneo, extendían su
acción a los terrenos colindantes, cultivando viñedos (el cortijo grande viejo es un antiguo
lagar), olivares y algunos cultivos de pequeñas parcelas, más llanas y con mejor tierra de
“valle”, para cereales de consumo humano o animal (cebada, trigo, avena). O sea, la triada de
agricultura típicamente mediterránea.
Como pueden estudiar, muchas tierras de estas sierras son favorables a la producción
vitivinicultora de alta calidad, como demuestran aún algunas bodegas en el municipio. La gran
formación adehesada con encinas, alcornoques, quejigos y otras especies pertenece a los dos
últimos siglos aproximadamente y ligada, originariamente, al sector del corcho y, hoy
en día, a la producción de productos del cerdo ibérico de bellota de alta calidad
gastronómica.
La finca, y sus producciones al completo, se gestionan bajo parámetros de sostenibilidad
ambiental, líneas ecológicas y de conservación y mejora de la dehesa y
del paisaje tradicional en general, por deseo expreso de sus propietarios actuales en dicho
sentido. El uso como turismo rural forma parte de dicho plan de disfrute y sostenibilidad,
tratando de adaptarse a lo que la sociedad actual demanda buenamente de sus recursos y
patrimonio cultural.
Así pues, se encuentran en una finca-campo-explotación adehesada, tradicional,
enclavada en el Parque Natural “Sierra Norte de Sevilla”, en la que actualmente no vive nadie
permanentemente pero en la que han llegado a vivir y trabajar 4 ó 5 familias, alrededor de
unas 30 personas, dedicadas a las actividades agrarias económicas propias de cada época:
viñedo, olivar, cereales, corcho, madera, horticultura, porcino, caprino, ovino, vacuno, equino,
caza, etc. y las actividades profesiones, complementarias y culturales que ello conlleva.
La finca tiene una superficie aproximada de unas 148 hectáreas, distribuidas en 6
parcelas o “cercas” de mayor tamaño, varias más pequeñas y algunos cercados o
corrales menores. Todo ello pensado para un manejo adecuado del ganado y el mejor
aprovechamiento racional de los pastos y bellotas estacionales. Anualmente se crían y
engordan un número de cerdos del tronco ibérico adecuado a los recursos naturales y se
aprovecha con otro número variable de ovejas los excesos de alimentos presentes en la
explotación. Al mismo tiempo se cuida, mejora y conserva respetuosamente las condiciones
agronómicas y forestales de este tipo de explotaciones.
De las 148 hectáreas unas 106 son de formaciones adehesadas (unas 54 de encina –
Quercus ilex y otras 50 de alcornoques, aproximadamente), unas 20 de pequeños
olivares dispersos, otras 20 hectáreas de pastos adehesados y el resto tierras de labor,
huertos, castañares, edificios e instalaciones, caminos y otros usos. Así vemos que
los árboles que podemos contemplar al pasear por Valcaliente son, de más numerosos a
menos: encinas, alcornoques, olivos, castaños, quejigos y un surtido variado de
árboles cultivados (frutales varios) o silvestres (chopos,pinos, etc) en menor número. De forma
homóloga, encontramos unos pastos, hierbas y arbustos tanto cultivados, o mejorados, como
silvestres en mezcla dispersa propia de estos ecosistemas culturales mediterráneos de sierra,
donde la naturaleza silvestre y el cultivo humano ha encontrado un equilibrio natural. El uso de
productos químicos de síntesis en la gestión agraria de la actividad es prácticamente inexistente. “Tropezarse”, divisar o contemplar y disfrutar de animales salvajes no es
infrecuente. “Sentirse” en plena naturaleza, donde generaciones han cuidado con respeto del
entorno, es lo normal y cierto.